Warhammer 40.000 Rogue Trader: Back to the 80´s

Al ser uno ya tirando a viejuno tuve la oportunidad de adquirir la primera edición de warhammer 40.000 cuando apareció por Bilbao. Evidentemente en inglés, solo JOC publicaba cosas frikis en castellano y GW estaba lejos de ser la multinacional que es ahora. La verdad es que lo compré de rebote porque iba buscando el Warhammer Fantasy Role Play, al que había jugado y me molaba mucho. Con la consabida frustración al saber que no se encontraba en la tienda (la mítica Bibokit) maté las penas comprando el libro este pensando que sería parecido. Nada más lejos de la realidad.
Se trataba un juego de miniaturas, yo no habia visto nunca ninguno. Al principio estuve un poco frustrado porque no era lo que esperaba pero según leí la parte de trasfondo me quedé enganchado. Así que empezamos poco a poco a jugar alguna partidilla con papelillos y cartones en lugar de miniaturas y le fuimos pillando el tranquillo. Luego la fiebre se disipó tan pronto como llegó y lo abandonamos.

Para cuando he vuelto a jugar a WH40K el juego ha cambiado una barbaridad, y creo que no todo a mejor. Puede que sea debido a pura y dura nostalgia pero de verdad que cuando juego ahora echo cosas de menos.
Para mí el verdadero punto fuerte del WH 40K es el trasfondo. Es cierto que no es particularmente original, el Imperio no es un concepto muy diferente del que nos podemos encontrar en Star Wars, y los marines espaciales no dejan de tener dierto toque a Storm Troopers. Pero precisamente la originalidad puede estar en juntar un montón de conceptos de la ciencia ficción de los 80 y mezclarlos con conceptos de la fantasía medieval en un coctel aderezado con elementos ciberpunk. Esto sí es algo que nadie había hecho hasta entonces.
El resultado es un mundo en el que la humanidad se ve avocada al fascismo para su supervivencia. Esta idea es bastante fuerte (dejo al margen debates politicos al respecto) pero es el germen de todo el mundillo de 40.000, incluso de su estética (no hay más que ver esa parodia de la concentración de Nuremberg con marines

Esa estética gotico-punk se ha quedado ahora en gotico y ha perdido el punk. Digamos que le han dado un lavado de cara. Es cierto que sigue siendo muy oscura pero ha perdido ese punto irreverente y macarra que tuvo en su origen. En Rogue Trader la humanidad se ve salvada por el Emperador tanto si quiere como si no y, de hecho, la unidad del Imperio es fundamental para su supervivencia. Los ahora santisimos marines espaciales eran por aquel entonces el brazo derecho del emperador y servían para acabar brutalmente con las amenazas tanto fuera como dentro del Imperio.
Todo esto se traducía al propio juego, que ofrecía siempre una historieta detras de cada batalla (había hasta un generador aleatorio de historietas). De hecho más que batallas a gran escala eran escaramuzas u operaciones en plan comando. Esto requería de un Director de Juego a modo de los juegos de rol que creaba el escenario y escogía las fuerzas de los bandos. Tambien

Me parece claro que la idea global del juego era un poco inocente o utópica ya que pide mucha más preparación que unos simples elementos de terreno y quedar con un colega para jugar así que estaba avocada a evolucionar como lo ha hecho. Chocaba tambien con la idea de coleccionar un ejército de miniaturas, que ha sido la plataforma de lanzamiento comercial de GW.
Lo sé, soy un nostalgico sin remedio, pero ya he reunido gente para jugar alguna que otra partida de Roque Trader. Vivan los 80!
Por si acaso: las imagenes que he puesto son propiedad y copyright de Games Workshop y las he puesto sin su permiso pero sin animo de ofender a nadie. Además no saco un chavo de este blog.


Etiquetas: games workshop, GW, warhammer, WH40K